Hoy hemos querido despedir a nuestro colega y amigo el Dr. Giuseppe Genovesi, quien falleció el pasado fin de semana. En su recuerdo, el equipo y los pacientes de la Fundación Alborada hemos plantado un olivo en el jardín del hospital durante un pequeño acto a la luz del amanecer.

Ha sido una noticia que nos ha llenado de tristeza, ya que era una persona muy cercana profesional y humanamente a la Fundación Alborada y muy querida entre quienes tenemos algo que ver con la Medicina Ambiental.

El Dr. Genovesi fue uno de los grandes representantes de la Medicina Ambiental en Europa. Desarrolló su carrera investigadora y clínica en Italia, en la Universidad de Roma La Sapienza, colaborando además con profesionales de otros países con quienes compartía la inquietud por la creciente incidencia de enfermedades ambientales.

Pero además de su valía como profesional le recordamos por su carácter amable y generoso, su compromiso con los enfermos y su lucha sin descanso por el reconocimiento de la sensibilidad química en un entorno frío y difícil que le ponía a prueba una y otra vez. Él afrontaba esta batalla con el valor y la fuerza de quien sabe que su fin es noble y verdadero.

La última vez que nos acompañó, en el IX Congreso Internacional de Medicina Ambiental en Madrid, iba acompañado de su mujer, Claudia, y de su pequeña y dulce hija, para quienes sabemos que está siendo un momento especialmente duro y triste. A ambas les enviamos desde aquí todo nuestro apoyo y cariño esperando que puedan poco a poco transformar esa tristeza del vacío que deja en sus corazones por el recuerdo precioso de quien se ganó su amor y admiración.

Nosotros, en la distancia, sentimos que el Dr. Genovesi, su voz, su sonrisa y sus valientes actos, nos acompañarán siempre.

Giuseppe, que este olivo que hoy une sus raíces a la tierra de Alborada acoja tu recuerdo. Crecerá fuerte bajo el sol con los cuidados de quienes hoy te despedimos y de muchos otros que en el futuro conocerán todo lo bueno que has dejado a tu paso por este mundo.

Gracias, amigo, y hasta siempre.

La Dra. Pilar Muñoz-Calero y el equipo y pacientes de la Fundación Alborada