Decálogo para la prevención de desarrollar enfermedades ambientales
La mejor forma de prevenir la aparición de enfermedades ambientales es evitar la exposición a tóxicos ambientales.
Muchas de las sustancias que afectan negativamente a nuestro organismo están presentes en productos de uso cotidiano.
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Consumir alimentos orgánicos libres de pesticidas y de aditivos innecesarios como colorantes, conservadores, saborizantes, etc. Si además son productos de temporada y de cercanía se consiguen mejores precios y contribuye a una economía más solidaria.
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Evitar herbicidas y biocidas dentro y fuera del hogar. En domicilios y lugares de trabajo/estudio se recomienda utilizar métodos alternativos no tóxicos. Es posible informarse de cuando se producen fumigaciones en parques y jardines en los ayuntamientos y también solicitar que se sustituyan por otros productos menos nocivos.
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Reducir el uso de envases de plástico para alimentos, ya que los cambios de temperatura provocan la liberación de sustancias a la comida y bebida que interfieren con el sistema hormonal y se relacionan con enfermedades como infertilidad, obesidad, cáncer de mama, próstata y otras patológicas. Evitar también Los PFOS y PFOAS del recubrimiento antiadherentes de ollas y sartenes.
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Consumir agua filtrada o en botella de vidrio. El agua de grifo suele contener multitud de contaminantes a lo que se le añade cloro,restos de medicamentos y pesticidas y otros productos peligrosos.
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Sustituir los productos de limpieza por productos ecológicos o naturales que presentan propiedades desinfectantes iguales o incluso superiores, como agua con bicarbonato, limón, vinagre, etc. Además, supone un ahorro económico considerable.
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Limpiar el polvo con frecuencia. La contaminación en el interior de los hogares es hasta 3 veces superior a la que hay en el exterior, y una parte importante se debe al polvo doméstico. Es recomendable ventilar a diario y en caso de que el ambiente exterior también sea sucio puede ser conveniente usar purificadores de aire.
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Los detergentes para la ropa deben ser libres de fosfatos, perfumes, y otros tóxicos que dañan nuestra salud y el medio ambiente. Una buena opción es el jabón tradicional a base de aceite y sosa caustica. No usar nunca suavizantes ya que presentan hasta 8 sustancias neurotóxicas diferentes que pueden entrar en nuestro organismo por inhalación o por el contacto con la piel.
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Descartar los productos con fragancias de la lista de la compra: perfumes, cremas, desodorantes, geles de ducha, etc. existen en el mercado alternativas sin fragancias que permiten evitar alergias y sensibilidades.
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Utilizar mobiliario libre de disruptores endocrinos y otras sustancias toxicas. Pinturas, barnices, retardantes de llama, etc. son productos con los que se tratan lo suelos, muebles, colchones, tapicerías, y otros elementos del hogar. El aire interior se ve contaminado por estas sustancias y su inhalación continuada puede provocar graves efectos en la salud.
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Reducir la exposición a los campos electromagnéticos procedentes de teléfonos móviles en inalámbricos, wifi, electrodomésticos, e instalación eléctrica. Apagar por completo el wifi y teléfonos durante la noche permitirá que el organismo ponga en marcha sus procesos de recuperación y regeneración.