Ayer, 16 de agosto de 2018, falleció a la edad de 83 años el Dr. William Rea, un maravilloso ser humano, un médico ejemplar y uno de los padres indiscutibles de la Medicina Ambiental.
Esta noticia que hemos recibido hoy nos ha llenado de tristeza y nos ha traído a la memoria todos los momentos en los que nos ha acompañado, desde las clases y reuniones en el Environmental Health Center de Dallas (EE.UU.) donde fui su paciente y donde despertó mi interés por la Medicina Ambiental, hasta el VIII Congreso Internacional de Medicina Ambiental en Madrid en junio de 2017, al que acudió haciendo un esfuerzo extraordinario que todos agradecimos de corazón.
En sus más de 55 años de carrera profesional, el Dr. William Rea ha sido una figura destacada en el campo de la medicina creando la primera cátedra en Medicina Ambiental en el mundo (Universidad de Surrey, 1988), dirigiendo organizaciones como el Colegio de Medicina Ambiental de Dallas, la Academia Americana de Medicina Ambiental o el Environmental Health Center de Dallas, y recibiendo numerosos premios en reconocimiento a sus aportaciones al mundo médico. De ello se han podido beneficiar varias generaciones de enfermos a quienes ha ayudado a encontrar una solución cuando muchos decían que no había cura para esos males o que ni siquiera existían. Así de duro es el mundo a veces, pero afortunadamente personas como él nos hacen recordar el valor de la vida.
Personalmente, tengo un sinfín de cosas que agradecer al Dr. William Rea. Él fue la persona a la que acudí en el momento más difícil de mi vida, cuando mi enfermedad empeoraba día tras día y me obligaba a aislarme y a desplazarme en una silla de ruedas. Él dio las armas a mi organismo para luchar contra la Sensibilidad Química y superarla. Y me dio el conocimiento para ayudar a otras personas a seguir el mismo camino. Gracias a él volví a la vida y ahora soy un testimonio viviente de que la Medicina Ambiental es la vía para conseguir un futuro de salud para toda la humanidad a través del amor por la naturaleza y el cuidado del ambiente en que vivimos.
Como él mismo decía, “La carga tóxica, Pilar, la carga tóxica… Los tóxicos son omnipresentes… nos hemos desconectado de la Naturaleza y hemos perdido la capacidad de ver su belleza, su bondad, su verdad… y por eso la maltratamos… como nos maltratamos a nosotros mismos…”.
Yo sólo soy una de los miles y miles de pacientes y médicos en todo el mundo que sólo tienen palabras de admiración y agradecimiento para el Dr. Rea. A partir de hoy tendremos que continuar nuestra lucha sin la persona que ha guiado nuestros pasos durante todo este tiempo. Pero su fuerza, su inteligencia, su integridad y su humildad seguirán con nosotros.
Bill, siempre te recordaremos y cuidaremos de que el mundo no olvide tu prodigioso legado.
Dra. Pilar Muñoz-Calero
Fundación Alborada