El 3 de octubre se publicó un estudio sobre la presencia de pesticidas disruptores endocrinos en fruta y verdura realizado por la organización PAN Europe (Pesticide Action Network) de la que forma parte la Fundación Alborada. Sus conclusiones fueron que el 68% de la fruta en Europa está contaminada por pesticidas y que el 34% presenta restos de disruptores endocrinos. En el caso de las verduras, esta cifra alcanza el 14%.

Los cítricos son los que muestran peores resultados, con entre el 46 y el 57% de las muestras contaminadas. Les siguen melocotones, uvas y fresas, de los que 34-45% contenían pesticidas disruptores endocrinos. Entre las verduras, el apio y la rúcula son los más preocupantes, con entre un 35 y un 40% de las muestras con presencia de pesticidas disruptores endocrinos.

Por países, España produce la mayor parte de los productos contaminados: un 35%; seguida de Grecia con un 25% y por Italia con un 23%. En el caso del consumo, los habitantes de Irlanda, Suecia y Holanda son quienes compran la mayor parte de productos con restos de estas sustancias.

¿Qué sucede con la regulación de disruptores endocrinos?

Los disruptores endocrinos son sustancias capaces de interferir con el normal funcionamiento del sistema hormonal y que están presentes actualmente en multitud de productos de uso común: pesticidas, envases, agua y alimentos, cosméticos, juguetes y un largo etcétera. Las investigaciones relacionan la exposición crónica a bajas dosis de disruptores endocrinos con enfermedades como cáncer de mama y próstata, infertilidad, diabetes, autismo…

Hoy el Parlamento Europeo votará sobre la última propuesta de la Comisión Europea sobre los criterios de disruptores endocrinos, que ya fue rechazada por el Comité de Medio Ambiente la semana pasada.

Estos criterios deberían servir para proteger la salud de la ciudadanía de la UE, pero según hemos podido constatar se requiere un nivel de demostración excesivo, de forma que el número de productos que finalmente se declaren como disruptores endocrinos será muy bajo.

Otro de los problemas que presenta la propuesta de la Comisión Europea es que incluye una excepción: aquellos productos diseñados específicamente para actuar sobre el sistema endocrino de los insectos quedarían fuera de la regulación a pesar de que puedan dañar a animales y, por tanto, a seres humanos.

Desde la Fundación Alborada instamos a los Eurodiputados españoles a poner la salud de la ciudadanía en una posición prioritaria, rechazando la propuesta de la Comisión que no permitirá cumplir el objetivo de proteger el medio ambiente y la salud de la acción de los disruptores endocrinos.

Fuente: PAN Europe. Endocrine Disrupting Chemicals: The hidden ingredient of your fruit salad.